miércoles, 29 de febrero de 2012

EL SALVADOR democracia y derechos de la comunidad LGTB Julia Evelyn Martínez CONTRAPUNTO


Por Julia Evelyn Martínez (*) 

“Yo hablo apegada a la fe, yo sé que Dios hizo a un hombre y a una mujer. Y estoy más de acuerdo con los primeros estudios que llaman enfermedad a la homosexualidad, igual que el alcoholismo. La Biblia lo llama problemas espirituales en la persona. Pero si vamos a hablar científicamente, me quedo con lo primero que se decía, que la homosexualidad es una enfermedad".
                                                                                                                                                                                                                                                        Reina Umanzor de Salazar,
                                                                                                                                                                                                                   Psicóloga y Profeta de la Iglesia Cristo de las Naciones

SAN SALVADOR - En lo personal estoy en contra del matrimonio como contrato jurídico para regular las relaciones entre dos personas que se aman;  pero he aprendido a aceptar  que este tipo de contrato funciona en muchas ocasiones  para aquellas  personas que necesitan tener seguridad  y certidumbre en cuanto al uso y división del  patrimonio, a la transmisión de la herencia y  sobre todo, frente al acceso a prestaciones y/o  beneficios sociales, como por ejemplo los que se derivan de la seguridad social. El contrato matrimonial no regula ni la fidelidad, ni el respeto,  ni la felicidad, ya que  estos elementos  siguen siendo competencia exclusiva  del terreno del amor.

Tampoco estoy de acuerdo en que se acepte como una verdad universal que los matrimonios heterosexuales son los modelos “funcionales”  de unión conyugal para quienes se unan con el objetivo de tener descendencia. Los datos disponibles sobre abusos en niños/as y adolescentes a nivel mundial y nacional, señalan que las familias consideradas funcionales e integradas  (madre y padre en unión matrimonial legal que cohabitan en una misma residencia con hijos/as en común) son los escenarios frecuentes de diversas formas de violencia en contra niños/as y adolescentes, incluyendo la violencia sexual cometida por progenitores o familiares próximos que habitan en la misma casa y en el marco de lo que se conoce como una “familia integrada”.

Menos aún creo que el reconocimiento y respeto de los derechos humanos de la comunidad de personas gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB) sea una bandera exclusiva de partidos de izquierda y/o que sea un camino que conduzca a la degradación moral de las sociedades. Por ejemplo, en Gran Bretaña se ha iniciado una amplia consulta para la legalización del matrimonio no heterosexual, que ha sido una  iniciativa del Primer Ministro de Gran Bretaña, David Cameron, miembro del Partido Conservador. Curiosamente el argumento utilizado por los conservadores ingleses para promover la legalización de este tipo de matrimonios, está fundamentado en la ideología  conservadora. En su discurso anunciando esta consulta, el Primer Ministro Cameron señaló que: “Los conservadores creemos en los lazos que nos atan; que la sociedad es más fuerte cuando nos ofrecemos nuestros votos y nos apoyamos el uno al otro. Así que no apoyo el matrimonio gay pese a ser Conservador. Apoyo el matrimonio gay por ser Conservador”.

También Alemania e Islandia, que  son sociedades reconocidas por su alto nivel de desarrollo humano y por la fortaleza de sus instituciones democráticas, se reconoce social y/o legalmente el derecho de  sus ciudadanos /as no heterosexuales a legalizar un contrato matrimonial con las personas con quienes desean  compartir su vida.

Por ejemplo, el  Vice-canciller de Alemania,  Ministro de Relaciones Exteriores y Presidente del Partido Demócrata Libre (de derecha),   Guido Westerwelle,  se  casó en 2010  con su compañero de vida de muchos años, el empresario Michael Mronz, sin que la sociedad y/o la economía alemana haya entrado en el caos y/o sin que se haya debilitado el liderazgo de la Canciller Angela Merkel, amiga  y correligionaria política de la pareja. Ese mismo año en Islandia, un día después que entró en vigor la nueva ley que reconoce el matrimonio homosexual, la Primera Ministra, Johanna Sigurdardottir, de la Alianza Socialdemócrata, contrajo matrimonio con su compañera,  la escritora Jonina Leosdottir, convirtiéndose así en la primera jefa de Gobierno del mundo en contraer matrimonio con una persona de su mismo sexo y en contra del llamado del Obispo de la Iglesia Estatal Luterana no acatar esta nueva ley. Tampoco en esta oportunidad colapsó la sociedad y/o el Gobierno de Islandia por esta razón.

Mientras las sociedades desarrolladas avanzan en el reconocimiento de los derechos de sus ciudadanos/as LGTB, en el otro extremo, las sociedades con menor desarrollo humano y con instituciones más débiles, se  observan procesos en sentido contrario, que persiguen limitar los derechos humanos y ciudadanos de la población que no es heterosexual, mediante la institucionalización y/o legalización de la discriminación por orientación y/o preferencia sexual. Esto está sucediendo en sociedades que  diseñan sus leyes y/o políticas públicas a partir de ideas  religiosas fundamentalistas, que discriminan a las personas no heterosexuales y que incluso imponen la pena de muerte por este motivo. Es  caso de  Argelia  y Marruecos, en donde las relaciones homosexuales y lésbicas  están tipificadas como delitos y el  de otros países subdesarrollados  como  Yemen, Somalia, Nigeria, Irán, Mauritania y Sudán en los que se condenan a muerte a los gay  y a  las lesbianas.

Unos pocos días atrás, el Presidente Robert Mugabe, líder de la lucha por la liberación nacional de  Zimbawe y que tiene 23 años en el poder,  reaccionó de forma iracunda al llamado del Primer Ministro de Gran Bretaña a los gobiernos de los países de la Mancomunidad Británica para reconocer los derechos de  homosexuales y lesbianas como condición para recibir ayuda oficial para el desarrollo. La respuesta del Presidente Mugabe fue la siguiente: “La naturaleza es la naturaleza. Creo al varón y a la hembra. ¿Acaso usted, David Cameron, sugiere que no lo sabe, o hay una especie de demencia, o esto forma parte de la cultura de los europeos? Así hemos nacido. Por eso rechazamos categóricamente eso y le decimos que se vaya al infierno”.   La similitud entre los argumentos contra los derechos humanos de la comunidad LGTB de los líderes del movimiento fundamentalista salvadoreño y de Zimbawe es realmente sorprendente, pese la distancia ideológica, política y geográfica que les separa.

En sociedades como la salvadoreña,  en algunas ocasiones el  odio y la discriminación hacia la comunidad LGTB se disfraza en ciertos grupos,  bajo un ropaje de aparente misericordia y/o benevolencia hacia este colectivo (“pobrecitos”, “también son hijos de Dios”,  “yo no los discrimino, si hasta mi peinador es gay”) mientras por otra parte,  se enfila el poder de las leyes y de  las políticas públicas  del Estado,  en contra de los derechos humanos de este colectivo, derechos que incluyen el derecho a vivir su sexualidad sin más restricciones que la impone la norma ética  de no dañar los derechos sexuales  de los/as demás. La iniciativa liderada por lideres y/o fanáticos religiosos  así como sectores anti-democráticos, y que pretende la ratificación de las reformas a los artículos 32, 33 y 34 de la Constitución  para prohibir  el derecho  de la Comunidad LGTB al matrimonio civil no heterosexual,  es tan solo una prueba del camino inverso al desarrollo y a la democracia  por la que estos grupos quieren orientar a la sociedad y al Estado.

La sociedad salvadoreña sin darse cuenta está bajo la amenaza de caer bajo  el yugo de estos grupos fundamentalistas, que bajo  diferentes denominaciones,  se autoproclaman como defensores de la familia, de las buenas costumbres y de las tradiciones, y que por el momento han emprendido una campaña de desinformación, chantaje y miedo entre la población, que incluye el llamado a no votar por los partidos políticos que se abstengan de  ratificar esta  reforma constitucional discriminatoria.

 La gravedad de estas amenazas para el desarrollo y la democracia debe ser analizada con detenimiento, más allá de los clichés o  lugares comunes invocados por estos grupos de fanáticos/as. Por ejemplo, es necesario que en esta coyuntura, las organizaciones ciudadanas que forman parte de la Iniciativa “Aliados por la Democracia” evalúen la conveniencia de su acercamiento a la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), sobre todo, de cara a la presión que la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador y otras gremiales miembros de la ANEP, están ejerciendo sobre la Asamblea Legislativa para que se ratifique la prohibición constitucional de los derechos de la comunidad LGTB. Asimismo, se necesita que los “tanques de pensamiento” analicen las  implicaciones que esto tiene sobre la seguridad jurídica y/o el clima de inversiones del país.  ¿Se han puesto a pensar los miembros de la ANEP  o  de FUSADES  en la inseguridad jurídica que nuestro país ofrecerá a inversionistas  gay de países como Alemania, Gran Bretaña o de Estados Unidos que estén pensando en viajar o radicarse en el país con sus esposos,  sí esta reforma constitucional es ratificada? ¿O es que creen que la inversión que se debe promover en el país  también debe ser exclusivamente una inversión realizada por heterosexuales?

Para las personas que se declaran defensoras de la democracia y/o promotoras del desarrollo nacional, es tiempo de tomar con seriedad este ataque a la democracia y al desarrollo, para movilizarse  por los derechos de TODA la ciudadanía y  por la no discriminación por orientación y/o preferencia sexual. Esta es  una condición básica para la convivencia en sociedades diversas y un indicador de cohesión social y de desarrollo humano. En las sociedades democráticas y desarrolladas ninguna iglesia o grupo de presión debería tener la capacidad de  imponerle al Estado y a los ciudadanos/os que no comulgan con sus creencias o mandamientos,  la prohibición de tener un contrato matrimonial en los términos  reconocidos y garantizados por el Estado.

Post Scriptum: Hace menos de una semana mi postura frente a las elecciones del 11 de marzo era anular el voto como señal de inconformidad con el sistema político salvadoreño por la falta de congruencia de los/as políticos/as entre lo que piensan y  la forma en cómo actúan en materia de políticas públicas. Sin embargo, frente a la amenaza lanzada por los grupos fundamentalistas y neo integristas de llamar a votar en contra de los partidos políticos que se abstengan de ratificar  la reforma a los artículos 32, 33 y 34,   he reconsiderado mi posición: votaré por las personas y/o partidos que se sobrepongan al chantaje y al  miedo que tratan de imponerles   estos grupos de poder  y  que opten por la no ratificación de  esta reforma,  que atenta contra los  derechos de ciudadanía de la comunidad LGTB.

(*) Columnista de ContraPunto

martes, 28 de febrero de 2012

SUECIA La solución para la prostitución JUSTICEWOMEN.COM


La solución de Suecia para la prostitución:

¿Por qué nadie intentó esto antes?


En un mar de siglos de clichés desesperados porque 'siempre habrá prostitución', el éxito de un país sobresale como un faro solitario que ilumina el camino. En apenas cinco años, Suecia ha disminuido drásticamente la cifra de mujeres dedicadas a las prostitución. En las calles de la ciudad capital, Estocolmo, la cantidad de prostitutas ha sido reducida en dos tercios y la de clientes en un 80 por ciento. En otras grandes ciudades suecas, el comercio sexual en las calles casi ha desaparecido. Y en buena medida también ha ocurrido esto con los famosos burdeles y salas de masaje que proliferaron en el país en las últimas tres décadas del siglo 20, cuando la prostitución era legal.

Adicionalmente, es nula la cantidad de mujeres extranjeras que ahora están siendo traficadas a Suecia para comercio sexual. El gobierno sueco estima que en los últimos años sólo entre 200 y 400 mujeres y niñas han sido traficadas cada año hacia este país, cifras que no son tan significativas en comparación con las 15,000 a 17,000 mujeres traficadas anualmente hacia la vecina Finlandia. Ningún otro país y ningún otro experimento social siquiera se acercan a los prometedores resultados que están siendo observados en Suecia.

¿Cuál compleja fórmula ha utilizado Suecia para lograr esta proeza? Sorprendentemente, su estrategia no es en absoluto compleja. De hecho, los principios de ésta parecen tan simples y anclados con tal firmeza en el sentido común que de inmediato nos llevan a preguntar: "¿Por qué nadie intentó esto antes?"

La trascendental legislación sueca de 1999

En 1999, luego de años de investigación y estudios, Suecia aprobó una ley que: a) penaliza la compra de servicios sexuales y b) despenaliza la venta de dichos servicios. La novedosa lógica detrás de esta legislación se estipula claramente en la literatura del gobierno sobre la ley:

"En Suecia la prostitución es considerada como un aspecto de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. Es reconocida oficialmente como una forma de explotación de mujeres, niñas y niños, y constituye un problema social significativo... la igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los hombres compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños prostituyéndoles".

Además de la estrategia legal de dos vías, un tercer y esencial elemento de la ley sueca sobre la prostitución provee que amplios fondos para servicios sociales integrales sean dirigidos a cualquier prostituta que desee dejar esa ocupación; también provee fondos adicionales para educar al público. Siendo así, la estrategia única de Suecia trata la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres, en la cual se penaliza a los hombres que las explotan comprando servicios sexuales, se trata a las prostitutas, en su mayoría, como víctimas que requieren ayuda y se educa al público para contrarrestar el histórico sesgo masculino que por tanto tiempo ha embrutecido el pensamiento acerca de la prostitución. A fin de anclar sólidamente su visión en terreno legal firme, la ley sueca referida a la prostitución fue aprobada como parte de la legislación general de 1999 sobre la violencia contra las mujeres.

Un primer obstáculo en el camino

Es interesante observar que, a pesar de la extensa planificación que tuvo lugar en Suecia previo a la aprobación de la ley, durante los primeros dos años de vigencia de este novedoso proyecto casi no ocurrió nada. La policía efectuó muy pocos arrestos de clientes y la prostitución, que antes había sido legalizada en el país, continuó casi como si nada. Los pesimistas del mundo reaccionaron a la muy publicitada falla con un estridente recordatorio: "¿Ven? La prostitución siempre ha existido y siempre existirá".

Pero los suecos, muy seguros del pensamiento detrás de su plan, no prestaron atención a las críticas. Rápidamente identificaron el problema y luego lo resolvieron. El punto de falla, donde los mejores esfuerzos se habían estancado, era que las fuerzas de seguridad no estaban haciendo su trabajo. Se determinó que los agentes de policía necesitaban capacitación a profundidad y orientación en lo que el público y la legislatura del país ya comprendían perfectamente. La prostitución es una forma de violencia masculina contra las mujeres. Los explotadores/compradores deben ser castigados y las víctimas/prostitutas necesitan recibir ayuda. El gobierno sueco invirtió cuantiosos fondos, de modo que policías y fiscales, desde los más altos niveles hasta los agentes que trabajaban en las calles, recibieron una intensa capacitación y el mensaje de que el país hablaba en serio. Fue entonces que Suecia empezó a ver resultados sin precedentes.

Hoy día no sólo el pueblo sueco continúa apoyando firmemente el enfoque del país a la prostitución (el 80 por ciento de la gente lo respalda, según los sondeos de opinión), sino también policía y fiscales se encuentran ahora entre sus más fuertes apoyos. Las fuerzas de seguridad de Suecia han descubierto que la ley sobre prostitución les beneficia en el manejo de todos los crímenes sexuales, en particular porque les habilita para virtualmente erradicar el elemento del crimen organizado, que es una plaga en otros países donde la prostitución ha sido legalizada o regulada.

La falla de las estrategias de legalización y/o regulación

El experimento de Suecia es un ejemplo único y solitario, en una población de tamaño significativo, de una política sobre prostitución que sí funciona. En el 2003, el gobierno de Escocia, con miras a reformar su propio enfoque a la prostitución, le encargó a la Universidad de Londres la elaboración de un análisis integral de resultados de políticas sobre prostitución en otros países. Además de revisar el programa sueco, el equipo de investigación seleccionó a Australia, Irlanda y los Países Bajos a fin de representar varias estrategias orientadas a legalizar y/o regular la prostitución. No revisó la situación en aquellos países donde la prostitución está totalmente penalizada, como es el caso en los Estados Unidos, pues el resultado de dicho enfoque es muy conocido. El mundo ya está bien familiarizado con las fallas y la futilidad del mecanismo de arrestar prostitutas y dejarlas en libertad para luego volver a arrestarlas.

Tal como lo reveló el estudio encargado a la Universidad de Londres, los resultados en los estados bajo revisión que habían legalizado o regulado la prostitución fueron tan desalentadores como la penalización tradicional, o tal vez aún más. En cada caso los resultados eran drásticamente negativos.

Según el estudio, la legalización y/o regulación de la prostitución condujeron a:

  • un drástico aumento en todas las facetas de la industria del sexo,
  • un marcado incremento en el involucramiento del crimen organizado en la industria del sexo,
  • un dramático aumento en la prostitución infantil,
  • una explosión en la cantidad de mujeres y niñas extranjeras traficadas hacia la región, así como indicaciones de un incremento en la violencia contra las mujeres.


En el estado de Victoria, Australia, donde fue creado un sistema de prostíbulos legalizados y regulados, hubo tal explosión en la cantidad de éstos que la capacidad del sistema para regularlos fue de inmediato abrumada, y con igual rapidez esos establecimientos se convirtieron en un nido de crimen organizado, corrupción y crímenes relacionados. Además, las encuestas de las prostitutas que trabajan bajo sistemas de legalización y regulación revelan que ellas mismas continúan sintiéndose coaccionadas, forzadas e inseguras en este negocio.

Una encuesta de prostitutas legales bajo la política de legalización en los Países Bajos muestra que el 79 por ciento de ellas dice querer salir de la industria del sexo. Y aunque cada uno de los programas de legalización/regulación prometieron ayuda para aquéllas que deseaban abandonar la prostitución, esa ayuda jamás se concretó en ningún grado significativo. En contraste, el gobierno sueco sí cumplió con proveer amplios fondos para servicios sociales destinados a ayudar a prostitutas que querían salir de la industria. El 60 por ciento de las trabajadoras sexuales en Suecia aprovechó los bien financiados programas y tuvo éxito en abandonar el comercio sexual.*

* El informe íntegro del gobierno de Escocia acerca de políticas sobre prostitución puede ser leído en www.scottish.parliament.uk

Entonces, ¿por qué nadie intentó esto antes?

Con el éxito de Suecia alumbrando el camino con tal claridad, ¿por qué otros países no están adoptando rápidamente ese plan? En realidad, algunos sí lo están haciendo. Tanto Finlandia como Noruega están a punto de seguir esos pasos. Y si Escocia escucha los consejos de su propio estudio, también irá en esa dirección. Pero la respuesta a la pregunta de por qué otros países no están apurándose a adoptar el plan de Suecia probablemente sea la misma que respondería por qué los gobiernos no han probado antes la solución sueca.

Considerar a las prostitutas como víctimas de coerción y violencia por parte de hombres requiere que un gobierno primero pase de ver la prostitución desde la óptica masculina a verla desde los ojos de las mujeres. Y los países, en su mayoría si no es que prácticamente todos, continúan viendo la prostitución y cualquier otro asunto desde una óptica predominantemente masculina.

Suecia, en contraste, ha sido líder en promover la igualdad de las mujeres durante mucho tiempo. En 1965, por ejemplo, penalizó la violación dentro del matrimonio. En los Estados Unidos, hasta en la década de 1980 había estados que aún no habían hecho ese reconocimiento fundamental del derecho de las mujeres a controlar su propio cuerpo. Suecia también destaca por tener la más elevada proporción de mujeres en todos los niveles del gobierno. En 1999, cuando aprobó la trascendental ley sobre prostitución, el Parlamento sueco estaba conformado casi en un 50 por ciento por mujeres.

La política sobre prostitución de Suecia fue originalmente diseñada y cabildeada por las organizaciones de albergues para mujeres. Luego la promovieron y lucharon por ella, en un esfuerzo bipartidario, las singularmente poderosas y numerosas parlamentarias suecas. Y el país no se ha detenido ahí. En el 2002 aprobó legislación adicional que complementaba la ley original sobre prostitución. Ese año, la Ley de Prohibición del Tráfico Humano para el Propósito de Explotación Sexual llenó algunos de los vacíos que había en la legislación previa y fortaleció aún más las facultades del gobierno para perseguir a la red que rodea y apoya la prostitución, como reclutadores, transportadores y anfitriones.

¿Por qué no copiamos aquí el éxito de Suecia?

Aunque quizás sea cierto que los Estados Unidos y otros países aún están mucho más inmersos que Suecia en la oscuridad patriarcal, no hay razón por la que no puedan impulsar ahora cambios de políticas como los que esa nación ha realizado. La belleza del asunto es que una vez que se ha abierto el terreno y la prueba del éxito ha sido establecida, tendría que ser mucho más fácil convencer a otros de ir por ese mismo camino.

Se autoriza copiar y distribuir esta información siempre y cuando el crédito y el texto se mantengan intactos.
Reservados © todos los derechos, Marie De Santis,
Women's Justice Center,
www.justicewomen.com
rdjustice@monitor.net
Traduccion por Laura E. Asturias / Guatemala



FUENTE: http://justicewomen.com/cj_sweden_sp.html#.T0lKKT2Ov0I.facebook

MADRID Venimos de todas partes Presentación de la Declaración de Barcelona HOMES IGUALITARIS


27 FEB

Foto de la mesa de presentación: de izquierda a derecha: Mariano Nieto (Stopmachismo), Pere Fullana (Homes per la Igualtat de Mallorca y socio de AHIGE), Hilario Sáez (Red de hombres igualdad), Ángeles Briñón (PPIINA) y Juanjo Compairé (Homes Igualitaris – AHIGE Catalunya)



 En Octubre del año pasado, durante el CIME (el Congreso iberoamericano de Masculinidades y Equidad) de Barcelona, al que asistieron los principales expertos de este campo de las dos orillas del Atlántico, se cumplió un deseo. A lo largo de varias décadas habían ido surgiendo (primero poco a poco, pero estos últimos años más rápidamente) en cada rincón del territorio español colectivos, asociaciones y grupos de hombres por la igualdad. Si ir más lejos, nuestra asociación, AHIGE, está presente en 10 comunidades autónomas y otros colectivos cuentan también con miembros de algunas zonas más concretas. Hoy en día podemos decir que no hay rincón de la geografía española donde no haya hombres implicados en el trabajo por la igualdad

Llama la atención y al mismo tiempo es muestra de la inmadurez de nuestro pequeño movimiento el hecho que durante largos años haya sido imposible la existencia de un programa común. Está claro que una de las primeras reflexiones que se debe hacer un hombre cuando se plantea revisar su vida al acercarse a la igualdad es la que tiene que ver con el poder, con el afán de protagonismo, con esa colocación simbólica en el centro del mundo que ha sido nuestra manera tradicional de mirar las cosas y las demás personas. Esta dificultad para encontrar metas comunes entre todos era, pues, un síntoma de lo difícil que es hacer esta reflexión de forma consecuente y aplicada a la práctica.

Finalmente, después de meses de conversaciones, fuimos capaces de poner negro sobre blanco algunos de los puntos en los que coincidimos. Que son muchos. El primero de todos y del que los demás se derivan, la renuncia a los privilegios y al ejercicio del poder patriarcal. El resto, una revisión a fondo de diferentes aspectos de la masculinidad tradicional. Es decir, de la forma tradicional en que se nos decía que teníamos que comportarnos como hombres; forma tradicional pero aún fundamentalmente vigente.

¿Cuáles son estos aspectos que nos proponemos revisar? En primer lugar el uso de la violencia contra las mujeres, pero también contra criaturas y contra los hombres que no siguen los mandatos de género: acoso escolar o bullying, homofobia, transfobia, etc. Porque la violencia está basada en el dominio y la imposición, elementos fundamentales de la sociedad patriarcal organizada de forma violenta y jerárquica. Queremos cambiarla por unas relaciones igualitarias basadas en el respeto y la acogida del otro y la otra. Este aprendizaje de relaciones hay que hacerlo desde la escuela y por eso apuntamos a la necesidad de coeducar, es decir educar a los chicos y a las chicas de forma igualitaria.

Otro aspecto de la masculinidad tradicional que queremos cambiar es una sexualidad basada en la cosificación de los cuerpos, en su control y dominio; una sexualidad, pues, heterocentrista, que se convierte más en una muestra de poder que en un goce más allá de una visión instrumental de los cuerpos. Una sexualidad que antes y ahora ha provocado una gran cantidad de sufrimiento en el mundo, en forma de violaciones, pederastia, prostitución forzada y trata de seres humanos, etc.

Esta mirada hacia el mundo como algo del que formamos parte, del que somos una parte y no su centro tiene que ver con la valoración del autocuidado y del cuidado de las demás personas. Comenzando por la vivencia plena de la paternidad, superando esa paternidad ausente tan frecuente aún entre nosotros. Siguiendo por la corresponsabilidad doméstica y el cuidado de nuestros familiares mayores. Tareas que aún hoy en día recaen sobre todo en las mujeres. Tenemos que explorar, pues, nuevos ligámenes entre masculinidad y vida.

Socialmente vivimos una evidente desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, que nos parece injusta y que denunciamos. Y que simbólicamente se expresa en un lenguaje no inclusivo en que el masculino se erige en el género gramatical universal por defecto, indicador de que nos colocamos como modelos, como vara de medir. Nombrar que somos una parte, que no somos el todo, utilizar el lenguaje de manera que pueda nombrar la diversidad es también parte de esta revolución simbólica de la que hablamos.

Podemos ver, pues, que las coincidencias son múltiples entre los hombres por la igualdad. Y que hemos emprendido un diálogo entre nosotros que no ha hecho más que empezar. En esta agenda común la declaración de Barcelona es solo el primer paso; vendrán otros, sin duda.

El pasado 10 de Febrero finalmente hicimos la presentación del documento en un lugar emblemático de Madrid: la casa de la mujer. Nos acogió una feminista veterana, Ángeles Briñón. Y no es una casualidad esta referencia al feminismo. Porque el movimiento de hombres por la igualdad hacemos un reconocimiento explícito a las mujeres feministas, sin las cuales no estaríamos aquí. El feminismo es un nuevo humanismo, sin duda, y la conquista de la libertad por las mujeres es para nosotros una oportunidad y no una pérdida. Una oportunidad también de encontrar maneras libres de ser hombres.

Como muestra de esta solidaridad con las reivindicaciones feministas, participamos después ese mismo día en la manifestación llamada “marea violeta” en la Puerta del Sol de Madrid.



Estuvimos en el acto representados 11 asociaciones y colectivos de hombres de toda España: Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE), Codo a codo (Palencia), Foro de Hombres Igualdad, Heterodoxia, Hombrecitos de madera (Sevilla),  Homes Galegos pola Igualdade, Homes Igualitaris (Ahige Catalunya), Nous Homes de Sabadell, Prometeo (León), Red de hombres Igualdad y  Stopmachismo (Madrid). Tuvimos el apoyo también de compañeros vascos.



En la declaración nos damos en principio dos fechas para emprender campañas conjuntas: el 19 de Marzo y el 21 de Octubre. Queremos dar la vuelta a la fecha tradicional del día del padre para convertirlo en día del padre igualitario. Es una vieja idea de los compañeros de Jerez, que llevan años en este empeño con resultados notables. La fecha del 21 de Octubre se ha convertido en una pequeña tradición a partir de la primera manifestación de hombres contra la violencia machista que tuvo lugar en Sevilla ese día hace ya seis años. Son, pues, dos ejes de actuación: paternidad y cuidados por un lado; denuncia de la violencia machista por otro.

En el acto de Madrid nuestra anfitriona, Ángeles Briñón, representaba una plataforma en la que estamos todos implicados: la PPIINA, la Plataforma por los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles por nacimiento y adopción. Esta reivindicación concreta nos parece importante en estos momentos. Y nos parece aún más importante hacerla coincidiendo con el 19 de Marzo. Recordemos que el gobierno anterior prometió ampliar el permiso de paternidad a un mes (ampliación que considerábamos un paso, aunque insuficiente). Esta promesa no se cumplió y el gobierno actual ha mantenido el permiso de paternidad en las dos semanas. Consideramos que si queremos una implicación de los padres en la crianza, en el cuidado de las criaturas y de la madre desde el principio, la igualación de permisos es imprescindible. Además eso beneficiaría a las mujeres, que no se verían discriminadas laboralmente en función de su maternidad. Y también mejoraría la vida de las hijas y de los hijos al mejorar el vínculo con el padre. Los actos del próximo 19 de Marzo, girarán, pues, en torno a esta demanda. Incluso nos planteamos presentar la PPIINA en Barcelona con la intención de que surja una PPIINA catalana.

La declaración de Barcelona ha creado ya un espacio de diálogo y de compartición entre todos los colectivos de hombres igualitarios de todo el Estado. De este espacio esperamos que surjan más iniciativas, más ideas. De momento, nos planteamos hacer una presentación de la misma en cuantas más localidades mejor. Los compañeros de Sevilla lo harán en Marzo. Y aquí en Cataluña esperamos poderla hacer en diversos lugares.

Hay, pues, que hacer circular el mensaje de que, aunque incipiente, hay un movimiento de hombres por la igualdad con un programa propio y con perspectivas de futuro. Que este mensaje llegue a toda la sociedad, empezando por los propios hombres. No puede ser que la mayor parte de los mensajes que les lleguen vengan de sectores antifeministas e incluso misóginos, neomachistas. Tienen que saber que hay también hombres que estamos por la igualdad, que para ello nos estamos revisando interiormente y que queremos ir de la mano de la libertad de las mujeres que es paralela a la nuestra.

Juanjo Compairé

MEXICO En defensa de la masculinidad Lydia Cacho SINEMBARGO.MX


En defensa de la masculinidad
Por: Lydia Cacho - febrero 9 de 2012 - 0:02
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El pequeño de ocho años estaba sentado frente a mi, pellizcando las puntas de sus dedos y alternaba esa acción ansiosa rascándose la cabeza. Le ofrecí que me preguntara lo que quisiera, había que establecer un vínculo de franquezas. Su pregunta fue si yo podría conseguirle una arma “como esas que usan los sicarios”. La quería para ir practicando, convencido de que una vez que tuviera la fuerza suficiente podría ir en busca de su padre, el agresor que intentó matar a su madre.

Tito no tiene otra respuesta a la violencia que experimentó y presenció desde su nacimiento hasta cumplir la edad en que se considera a sí mismo un “niño mayor, listo y que no es marica porque sabe defenderse”. Para él, ser marica es lo más parecido a ser como su madre, es decir, desde su mirada infantil la mujer es débil, sumisa, tonta, porque “permitía” que el marido la mantuviera amenazada de muerte y con un maltrato psicológico que supera cualquier golpe. Y aunque el pequeño confiesa que la ama y la protegerá siempre, su miedo más profundo, casi descrito como terror, es convertirse en algo parecido a la mujer que le dio vida, que le procuró cariños y alimentos, que le contaba cuentos lindos por las noches para ahuyentar el miedo al ruido de la puerta cuando el padre volvía de noche.

Con apenas ocho años, Tito está convencido de que ser hombre es, necesariamente, ser violento y que hay que obtener poder a toda costa, porque, según sus palabras, “este mundo no es para cobardes”; una frase que escuchó en una película a la cual su padre lo llevó. En ella todos mataban, asegura, y la única manera de seguir vivo, concluye, es sabiendo que podrás matar a tu enemigo.

Dibuja en una hoja blanca. Elige la crayola negra y todo lo que vierte es caótico, informe; aprieta el puño para sostener el instrumento con que se desahoga, le pregunto qué dibuja. Sin mirarme, responde que nada. Lo miro en silencio, en pleno día su noche se derrama sin forma, sabe nombrar su ira, pero no su dolor ni su miedo. Porque él, como miles de niños maltratados, han aprendido a fuerza de malos tratos y de malos ejemplos de héroes masculinos que ser hombre es duro, que para soportar esa dureza hay que ser fuerte, negar el dolor y las emociones y construir herramientas mentales de negación que les permitan subsistir en su vida adulta.

Ser hombre para estos pequeños significa pasarse la vida huyendo de la debilidad, de las emociones, de eso que ellos conectan desde su mirada y su experiencia vital como lo femenino. Aman a su madre por ser dulce y cuidarlos, la odian por ser débil y por no ser como un hombre. Admiran y aman a su padre porque es proveedor y les acompaña en rituales como ver futbol; lo odian por ejercer violencias de diversos tipos, por hacerles sentir inseguros y abandonados.

Resguardados en albergues del Estado, en “casas filtros” del DIF, en hospicios de todo tipo, los hombres pequeñitos reciben terapias, pero casi nunca se les entregan las herramientas para mirar, entender y construir una masculinidad que no sea violenta. Una masculinidad que no sea maltratadora, abusiva del poder, sexista. Y aprenden a admirar a hombres que los maltratan, que violentan a las mujeres de su entorno, que pagan por sexo como un ritual de poder en que son sujetos y ellas objetos.

Los niños aman en contradicción profunda e incomprensible al actor principal de sus pesadillas. Al que puede ser su único modelo a seguir.

Aman a los padres que los abandonaron emocional o incluso físicamente y buscan siempre argumentos que la cultura y la sociedad les facilitan para justificarlos. Porque se quedó viudo, porque no tenía trabajo, porque el alcohol le hace daño, porque le hacen enojar y su violencia es siempre culpa de los otros. Todo a su alrededor, o casi todo, desde el cine, las caricaturas y el discurso social confabula para convencer a los niños de que la única manera de sobrevivir a un mundo abusivo, corrupto, violento, es sometiéndose al culto de la masculinidad. Como si sólo hubiera ese mundo.

Casi todas las bandas criminales juveniles del mundo tienen ritos iniciáticos de violación; ritos de masculinidad que nada tienen que ver con el sexo y mucho con el abuso del poder y el dominio del cuerpo de las mujeres. Miles se unen a bandas con la esperanza de ser aceptados para huir del mundo de los débiles, el mundo de la vulnerabilidad.

Basta ver los miles de soldados jóvenes que vuelven de la guerra con traumas inmensos, forzados, como dice la periodista Gloria Steinem, a ejercer violencia en contra de su voluntad, de lo que les dicta su conciencia, pero lo hacen porque se los ordenan los generales. Y lo mismo sucede con los bullies más poderosos de escuelas que luego de ejercer violencia psicológica incitan a los más débiles en la cadena a lastimar a otros.

Millones de niños pasan la infancia sin saber que hay otra forma de ser hombre que no es esa en que, para ser aceptado en el mundo de los masculino, hay que humillar, golpear, maltratar, corromper y mentir. Un mundo que los hipersexualiza venerando a sus genitales, desconectados de sus emociones eróticas y amorosas, y como resultado, ellos hipersexualizan a las mujeres como objeto y no como sujeto de su deseo.

Estos niños merecen más que un hospicio, más que sólo alejarlos de los agresores, merecen terapias con una perspectiva de masculinidad igualitaria. Merecen la posibilidad de hacerles ver cómo se construyen los roles de género injustos en que unas sirven y otros comen, en que unos parrandean y otras cuidan bebés, en que unos son sujetos y otras objetos. Steinem asegura que en las sociedades más igualitarias los roles de género, es decir, lo que “es femenino” y lo que “es masculino” no están polarizados, sino fluyen.

Por eso las políticas públicas con perspectiva de género no funcionan, porque se cree que decir perspectiva de género es decir mujeres. Y sí, el trabajo con mujeres y niñas es indispensable, pero si no fluye paralelamente con el de los niños y hombres, la igualdad nunca llegará. Tito debería de saber desde niño que puede ser poeta, escritor o bailarín (en lugar de ser sicario) que sin importar el oficio o profesión que elija no dejará de ser un ser humano único, que simplemente nació en un cuerpo de hombre, y que ser hombre puede ser una experiencia maravillosa, llena de gozo, de afectos, de capacidad para crear armonía social y personal. Necesita otro tipo de héroes cotidianos, de hombres congruentes que donen parte de su tiempo libre, como hacen miles de mujeres, para romper el círculo vicioso de la violencia machista.

@lydiacachosi


FUENTE: http://www.sinembargo.mx/opinion/09-02-2012/4825