27 FEB
Foto de la mesa de presentación: de izquierda a derecha:
Mariano Nieto (Stopmachismo), Pere Fullana (Homes per la Igualtat de Mallorca y
socio de AHIGE), Hilario Sáez (Red de hombres igualdad), Ángeles Briñón
(PPIINA) y Juanjo Compairé (Homes Igualitaris – AHIGE Catalunya)
En Octubre del año
pasado, durante el CIME (el Congreso iberoamericano de Masculinidades y
Equidad) de Barcelona, al que asistieron los principales expertos de este campo
de las dos orillas del Atlántico, se cumplió un deseo. A lo largo de varias
décadas habían ido surgiendo (primero poco a poco, pero estos últimos años más
rápidamente) en cada rincón del territorio español colectivos, asociaciones y
grupos de hombres por la igualdad. Si ir más lejos, nuestra asociación, AHIGE,
está presente en 10 comunidades autónomas y otros colectivos cuentan también
con miembros de algunas zonas más concretas. Hoy en día podemos decir que no
hay rincón de la geografía española donde no haya hombres implicados en el
trabajo por la igualdad
Llama la atención y al mismo tiempo es muestra de la
inmadurez de nuestro pequeño movimiento el hecho que durante largos años haya
sido imposible la existencia de un programa común. Está claro que una de las
primeras reflexiones que se debe hacer un hombre cuando se plantea revisar su
vida al acercarse a la igualdad es la que tiene que ver con el poder, con el
afán de protagonismo, con esa colocación simbólica en el centro del mundo que
ha sido nuestra manera tradicional de mirar las cosas y las demás personas. Esta
dificultad para encontrar metas comunes entre todos era, pues, un síntoma de lo
difícil que es hacer esta reflexión de forma consecuente y aplicada a la
práctica.
Finalmente, después de meses de conversaciones, fuimos
capaces de poner negro sobre blanco algunos de los puntos en los que
coincidimos. Que son muchos. El primero de todos y del que los demás se
derivan, la renuncia a los privilegios y al ejercicio del poder patriarcal. El
resto, una revisión a fondo de diferentes aspectos de la masculinidad tradicional.
Es decir, de la forma tradicional en que se nos decía que teníamos que
comportarnos como hombres; forma tradicional pero aún fundamentalmente vigente.
¿Cuáles son estos aspectos que nos proponemos revisar? En
primer lugar el uso de la violencia contra las mujeres, pero también contra
criaturas y contra los hombres que no siguen los mandatos de género: acoso
escolar o bullying, homofobia, transfobia, etc. Porque la violencia está basada
en el dominio y la imposición, elementos fundamentales de la sociedad
patriarcal organizada de forma violenta y jerárquica. Queremos cambiarla por
unas relaciones igualitarias basadas en el respeto y la acogida del otro y la
otra. Este aprendizaje de relaciones hay que hacerlo desde la escuela y por eso
apuntamos a la necesidad de coeducar, es decir educar a los chicos y a las
chicas de forma igualitaria.
Otro aspecto de la masculinidad tradicional que queremos
cambiar es una sexualidad basada en la cosificación de los cuerpos, en su
control y dominio; una sexualidad, pues, heterocentrista, que se convierte más
en una muestra de poder que en un goce más allá de una visión instrumental de
los cuerpos. Una sexualidad que antes y ahora ha provocado una gran cantidad de
sufrimiento en el mundo, en forma de violaciones, pederastia, prostitución
forzada y trata de seres humanos, etc.
Esta mirada hacia el mundo como algo del que formamos parte,
del que somos una parte y no su centro tiene que ver con la valoración del
autocuidado y del cuidado de las demás personas. Comenzando por la vivencia
plena de la paternidad, superando esa paternidad ausente tan frecuente aún
entre nosotros. Siguiendo por la corresponsabilidad doméstica y el cuidado de
nuestros familiares mayores. Tareas que aún hoy en día recaen sobre todo en las
mujeres. Tenemos que explorar, pues, nuevos ligámenes entre masculinidad y
vida.
Socialmente vivimos una evidente desigualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres, que nos parece injusta y que
denunciamos. Y que simbólicamente se expresa en un lenguaje no inclusivo en que
el masculino se erige en el género gramatical universal por defecto, indicador
de que nos colocamos como modelos, como vara de medir. Nombrar que somos una
parte, que no somos el todo, utilizar el lenguaje de manera que pueda nombrar la
diversidad es también parte de esta revolución simbólica de la que hablamos.
Podemos ver, pues, que las coincidencias son múltiples entre
los hombres por la igualdad. Y que hemos emprendido un diálogo entre nosotros
que no ha hecho más que empezar. En esta agenda común la declaración de
Barcelona es solo el primer paso; vendrán otros, sin duda.
El pasado 10 de Febrero finalmente hicimos la presentación
del documento en un lugar emblemático de Madrid: la casa de la mujer. Nos
acogió una feminista veterana, Ángeles Briñón. Y no es una casualidad esta
referencia al feminismo. Porque el movimiento de hombres por la igualdad
hacemos un reconocimiento explícito a las mujeres feministas, sin las cuales no
estaríamos aquí. El feminismo es un nuevo humanismo, sin duda, y la conquista
de la libertad por las mujeres es para nosotros una oportunidad y no una
pérdida. Una oportunidad también de encontrar maneras libres de ser hombres.
Como muestra de esta solidaridad con las reivindicaciones
feministas, participamos después ese mismo día en la manifestación llamada
“marea violeta” en la Puerta del Sol de Madrid.
Estuvimos en el acto representados 11 asociaciones y
colectivos de hombres de toda España: Asociación de Hombres por la Igualdad de
Género (AHIGE), Codo a codo (Palencia), Foro de Hombres Igualdad, Heterodoxia,
Hombrecitos de madera (Sevilla), Homes
Galegos pola Igualdade, Homes Igualitaris (Ahige Catalunya), Nous Homes de
Sabadell, Prometeo (León), Red de hombres Igualdad y Stopmachismo (Madrid). Tuvimos el apoyo
también de compañeros vascos.
En la declaración nos damos en principio dos fechas para emprender
campañas conjuntas: el 19 de Marzo y el 21 de Octubre. Queremos dar la vuelta a
la fecha tradicional del día del padre para convertirlo en día del padre
igualitario. Es una vieja idea de los compañeros de Jerez, que llevan años en
este empeño con resultados notables. La fecha del 21 de Octubre se ha
convertido en una pequeña tradición a partir de la primera manifestación de
hombres contra la violencia machista que tuvo lugar en Sevilla ese día hace ya
seis años. Son, pues, dos ejes de actuación: paternidad y cuidados por un lado;
denuncia de la violencia machista por otro.
En el acto de Madrid nuestra anfitriona, Ángeles Briñón,
representaba una plataforma en la que estamos todos implicados: la PPIINA, la
Plataforma por los permisos de maternidad y paternidad iguales e
intransferibles por nacimiento y adopción. Esta reivindicación concreta nos
parece importante en estos momentos. Y nos parece aún más importante hacerla
coincidiendo con el 19 de Marzo. Recordemos que el gobierno anterior prometió
ampliar el permiso de paternidad a un mes (ampliación que considerábamos un
paso, aunque insuficiente). Esta promesa no se cumplió y el gobierno actual ha
mantenido el permiso de paternidad en las dos semanas. Consideramos que si
queremos una implicación de los padres en la crianza, en el cuidado de las
criaturas y de la madre desde el principio, la igualación de permisos es
imprescindible. Además eso beneficiaría a las mujeres, que no se verían
discriminadas laboralmente en función de su maternidad. Y también mejoraría la
vida de las hijas y de los hijos al mejorar el vínculo con el padre. Los actos
del próximo 19 de Marzo, girarán, pues, en torno a esta demanda. Incluso nos
planteamos presentar la PPIINA en Barcelona con la intención de que surja una
PPIINA catalana.
La declaración de Barcelona ha creado ya un espacio de
diálogo y de compartición entre todos los colectivos de hombres igualitarios de
todo el Estado. De este espacio esperamos que surjan más iniciativas, más
ideas. De momento, nos planteamos hacer una presentación de la misma en cuantas
más localidades mejor. Los compañeros de Sevilla lo harán en Marzo. Y aquí en
Cataluña esperamos poderla hacer en diversos lugares.
Hay, pues, que hacer circular el mensaje de que, aunque
incipiente, hay un movimiento de hombres por la igualdad con un programa propio
y con perspectivas de futuro. Que este mensaje llegue a toda la sociedad,
empezando por los propios hombres. No puede ser que la mayor parte de los
mensajes que les lleguen vengan de sectores antifeministas e incluso misóginos,
neomachistas. Tienen que saber que hay también hombres que estamos por la
igualdad, que para ello nos estamos revisando interiormente y que queremos ir
de la mano de la libertad de las mujeres que es paralela a la nuestra.
Juanjo Compairé
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