Instituciones religiosas fomentan inequidad: Guitté Hartog, Catedrática e Investigadora de la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
La Doctora en Psicología Social indicó que ninguno de los grandes cultos religiosos en México promueve la equidad de género, “y siempre se ponen de acuerdo para rechazar a los gays o la planificación familiar”.
Puebla, Puebla 07 de Julio de 2009
Uno de los pilares de la cultura mexicana es la religión, la cual está llena de simbolismos, como el ideario de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza: de tez blanca y que desea a la mujer como su compañera; “sin embargo, bajo estos principios, las instituciones religiosas han fomentado la inequidad de género en México”, mencionó la doctora Guitté Hartog, catedrática e investigadora de la Facultad de Psicología de la BUAP.
“Y Dios crea al hombre”: masculinidades, costumbres e imaginarios sociales religiosos mexicanos”, es el nombre de la investigación emprendida por la doctora Hartog, donde hace referencia a la religión y su peso actual en la cultura nacional y regional.
“Encontré que hay ciertos contrastes en la imagen urbana de Puebla; por ejemplo, al lado de la Virgen de Guadalupe está la conejita de Playboy; este tipo de símbolos son contradictorios y crean dos extremos de la imagen femenina”, explicó la Investigadora.
El análisis de periódicos y otros textos también forman parte del estudio, como señala Hartog: “he visto cómo aparece la religión, sobre todo en procesos de elecciones, donde sus representantes opinan al respecto de los comicios y otros temas controversiales: la homosexualidad, la Ley de Convivencia y el aborto”.
Abundó que también existe una coalición de grupos religiosos con la ultraderecha, “y esa manera de controlar el modelo de familia consistente en papá y mamá unidos por el matrimonio, donde la parte femenina se encarga del cuidado y enseñanza de los hijos”.
Incluso en los jóvenes, la sexualidad y la doble moral forman parte del fenómeno religioso en el Estado; “los “chavos” llaman a las “chavas” locas o santitas, no se le da a la mujer la misma libertad que ellos piden para ejercer su sexo, creo que esa es una forma de machismo”, dijo.
Sin embargo, continuó, “pienso que todos participamos en el machismo; muchos dicen que las mujeres somos las que criamos al machista desde la niñez, pero los infantes toman el ejemplo tanto del padre como de la madre; además los hombres también tienen un papel de sumisión, porque son los proveedores, no tienen amigas mujeres, sufren más de alcoholismo y tienen una moralidad más cerrada, costosa para ambos géneros”.
La doctora en Psicología Social indicó que ninguno de los grandes cultos religiosos en México promueve la equidad de género, “y aunque sean muy distintos unos de otros, siempre se ponen de acuerdo para rechazar a los gays o la planificación familiar; y debido a nuestro autoritario modo de justicia, con la religión o sin ella, algo que está tan impregnado en la cultura no se puede quitar tan fácilmente”, concluyó.
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