jueves, 30 de julio de 2009

Morena Herrera y su lucha por la Paridad de Géneros... EL SALVADOR


Morena Herrera y su lucha por la Paridad de Géneros...


de Género con Clase
Por: Pablo Osoria Ramírez / Prensa Latina


Guerrera podría ser un epíteto para hacerlo rimar con la diputada salvadoreña Morena Herrera, si en lugar de prosa escribiéramos versos.


En reciente visita a Bolivia, Prensa Latina conversó con esta legisladora, que cautiva con su verbo y emociona por su trayectoria en la lucha para dignificar a la mujer e impulsar su participación política en la construcción de los Estados nacionales.


Su afición por el riesgo la llevaron a engrosar en 1990 las filas de las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y a fundar la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida (Las Dignas) en El Salvador.


Además de integrar la junta directiva de Colectiva Feminista de Desarrollo Local en su país, forma parte del consejo asesor del Fondo Centroamericano de Mujeres.


A partir de la década de 1990, se dedica fundamentalmente a la lucha por el liderazgo y la participación política de las mujeres.


En esta oportunidad viajó a Bolivia para exponer sus experiencias en un taller sobre igualdad de género y paridad política, coyuntura que permitió esta entrevista.


PL: Con el actual gobierno del presidente Evo Morales, Bolivia ha dado pasos importantes en el reconocimiento a la labor de la mujer y en el logro de liderazgo femenino en diversas esferas. ¿Qué opina al respecto?


MH: Realmente son elocuentes los alcances en materia constitucional y en legislación electoral conquistados por las bolivianas, principalmente en relación con el establecimiento de la paridad, la alternancia en el sistema político y en los cargos de elección popular.


Su lucha por estar presente en un 50 por ciento en las listas de candidatos de cara a las elecciones de diciembre próximo, tal y como establece la Ley Transitoria Electoral, es un fiel reflejo de eso.


Todo lo han conseguido pese a la cantidad de aspectos que le diferencian por condiciones de vida, por clase social, por etnia, por proveniencia de las distintas regiones del país.


En lo adelante, el gran desafío de las bolivianas es identificar los puntos que le permitan establecer pactos para hacer que esas conquistas no se queden solo en papel y puedan traducirse en cambios concretos.


Una vez logrado eso podrán escalar posiciones de igualdad en el sistema político con respecto a los hombres y tomar decisiones a favor de la forma de convivencia. De esa manera alcanzarían mayor respeto a sus derechos, menos subordinación y suficientes espacios para propuestas igualitarias.


PL: ¿En qué posición ubicaría a las bolivianas en el ranking de derechos conquistados en América Latina?


MH: En materia de participación política no están excluidas. Por lo que conozco de la región, las ubico en una posición de vanguardia. Eso indudablemente es producto de las luchas de las mujeres de aquí, pero también de los grandes esfuerzos que realizamos todas en América Latina y el resto del mundo


PL: A propósito de movimientos feministas en otras partes de la región y, desde su perspectiva al frente de organizaciones nacionales de mujeres en El Salvador, ¿cómo se refleja en su país la tendencia al cambio en cuanto a oportunidades de igualdad?


MH: Como el mundo entero conoce, en El Salvador asumió la presidencia, por primera vez, un gobierno de izquierda, encabezado por Mauricio Funes, del FMLN, luego de una larga historia de dictaduras militares, de guerra civil, de administraciones de facto, derechistas y excluyentes.


Las salvadoreñas celebramos ese triunfo y lo asumimos con optimismo, pero estamos conscientes que no será fácil traducir en cambios a nuestro favor tantos años de olvido y supresión.


Siempre fuimos relegadas por las políticas de desarrollo económico del país, aún y cuando cerca del 30 por ciento de los hogares son sostenidos por mujeres y con ingresos generados por ellas.


Nuestro trabajo no es del todo reconocido o es poco valorado, porque muchas veces las actividades que desarrollamos son consideradas una prolongación de las tareas domésticas, las cuales nos asigna la sociedad en exclusiva y las hacemos de forma natural, por el hecho de ser mujeres.


En términos generales, participamos menos que los hombres en las organizaciones de la sociedad salvadoreña.


De acuerdo con algunas encuestas que hemos realizado, tenemos sobre nuestros hombros más del 90 por ciento del trabajo doméstico, el cual no se valoriza a la hora de hablar de cuentas nacionales.


Somos parte del desarrollo pero esto no se traduce en posiciones políticas y en espacios de tomas de decisiones. Creemos que ahora, con la llegada del nuevo gobierno de izquierda, exista la posibilidad de desempolvar propuestas desoídas por los de derecha.


Las políticas estatales que ha potenciado el modelo neoliberal priorizan la privatización, el crecimiento de la banca privada, y muy poco han atendido, yo diría que nada, las necesidades de garantías crediticias de la mujer, esa debe ser una prioridad de la actual administración.


PL: El Fondo de Mujeres Centroamericanas cumplirá seis años de creado próximamente. Sabemos que usted forma parte del consejo asesor de esa entidad. ¿Cuál es el papel de la fundación en el contexto regional?


MH: El Fondo centroamericano surgió en julio de 2003 para potenciar la capacidad de agrupaciones de mujeres jóvenes en esta área geográfica que trabajan sobre temas nuevos y controversiales.


Acompaña actualmente a 56 grupos femeninos: 21 en Nicaragua, 11 en Honduras, 10 en El Salvador y 14 en Guatemala.


Esta es la primera agencia donante de rango regional. Tenemos prioridad en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, y la potenciación de liderazgo de mujeres menores de 35 años.


Es una fundación dedicada a recaudar fondos para apuntalar iniciativas de organizaciones del sector que promueven y defienden los derechos humanos de las centroamericanas.


La función primordial del Fondo consiste en apoyar la acción colectiva de la mujer, para garantizar condiciones de vida dignas, a vivir sin violencia, a una educación no sexista, a decidir sobre su propio cuerpo, a ser escuchadas y participar en las decisiones que afectan su comunidad y su vida.


Fuente: PL
Género con Clase

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