Uruguay - Avance hacia la equidad
Por Diego Sempol*
El miércoles 9 de setiembre, luego de un gran debate social y pese a la
oposición de la iglesia católica y de la derecha, fue aprobada en
Uruguay la ley que modifica el sistema de adopción. De ahora en más, el
estatuto legal de hijas e hijos nacidos o adoptados por parejas de hecho
queda igualado al de los nacidos dentro del matrimonio. La igualdad
alcanza a los hijos(as) de parejas tanto heterosexuales como
homosexuales. El proyecto de ley fue aprobado en la Cámara de Senadores
con el voto de toda la bancada del Frente Amplio y del Partido Colorado.
Uruguay es el primer país latinoamericano en reconocer la pluralidad de
arreglos familiares existentes en la sociedad y la posibilidad de que
las parejas homparentales puedan adoptar.
La mayor discusión se produjo durante el debate del proyecto en la
Cámara de Diputados. Al principio, algunos representantes del Frente
Amplio se negaban a aprobarlo. El diputado Jorge Orrico (Asamblea
Uruguay), argumentó en contra del proyecto en la Cámara, votando
finalmente a favor para respetar la decisión de la bancada del Frente
Amplio, al cual su partido suscribe.
Además, en Diputados el Partido Colorado faltó a la cita (a diferencia
de lo que sucedió en el Senado), mientras que el Partido Nacional en su
totalidad se opuso al proyecto en ambas cámaras, argumentando que se
estaban “violando los derechos de los niños y su desarrollo normal.”
La ley aprobada garantiza los derechos de todos/as los niños y niñas.
Hasta ahora los hijos de las parejas homosexuales y de aquellas parejas
heterosexuales con menores a cargo no unidas legalmente tenían la mitad
de los derechos que los niños de parejas unidas en matrimonio. La muerte
de la madre o padre biológico implicaba que ese niño(a) perdiera su
hogar, y que el otro tutor(a) no pudiera seguir tomando decisiones
educativas, médicas y legales sobre el menor que hasta ese momento tuvo
a su cargo.
Esta ley soluciona este vacío legal y permite que los niños(as) sean
representados(as) por ambos tutores en la escuela, la salud y la
justicia. Además, permite el establecimiento de un régimen de visitas
con ambos tutores en caso de separación así como el cobro de pensión
alimenticia, y herencia de los bienes de uno de sus tutores ante el
fallecimiento de quien no ha tenido la posibilidad legal de reconocer a
sus hijos. La ley equipara los derechos de los niños y niñas que han
sido adoptados por familiares o parejas que no están reguladas por la
institución matrimonial, que actualmente representan el 80% de los
hogares uruguayos.
Según Valeria Rubino, integrante del Colectivo Ovejas Negras, del
movimiento gay-lésbica-trans uruguayo, “gracias a la presión del
movimiento GLTB uruguayo triunfó el respeto democrático de la
diversidad. Nuestra tradición laica permitió el reconocimiento y la
preservación de los derechos de todos los modelos de familia existentes
en nuestra sociedad. Esta ley es una victoria importante sobre los
grupos fundamentalistas que buscan mantener privilegios legales solo
para las niñas y niños nacidos bajo el régimen de matrimonio e imponer
su sistema de valores y modelo de familia al resto de la sociedad uruguaya”.
Partido Nacional e Iglesia Católica: un sólo corazón
Durante la discusión del proyecto en la Cámara de Diputados, el
Arzobispo de Montevideo, Monseñor Cotugno hizo público un documento
eclesiástico en donde explicitaba la posición contraria de la Iglesia
Católica a la adopción de niños por parte de parejas homparentales. En
declaraciones al matutino El País (12/08/09), Cotugno consideró a la
homosexualidad un “desvío” y que por lo tanto el proyecto de ley estaría
“cosificando a los niños”, porque la “ley natural” estaba siendo
violentada. Estas argumentaciones fueron reproducidas una y otra vez por
la totalidad de los diputados del Partido Nacional que cuestionaron el
proyecto de ley. Contra el principio democrático de laicidad del Estado,
el diputado Pablo Abdala (Partido Nacional), decía el jueves 13 de
agosto en el programa televisivo Dicho y Hecho, del canal 10 local, que
“la naturaleza reguló la creación de la vida entre hombres y mujeres,
sobre lo que no puede estar la ley del Estado”. Por su parte, el
diputado Álvaro Lorenzo (Alianza Nacional, Partido Nacional) afirmó
durante la discusión parlamentaria que si bien aceptaba la
“consecuencia” de la norma votada, no la compartía ya que las parejas
homosexuales “toman una opción libre que incluye, por su propia
naturaleza, la imposibilidad de procrear. Es una elección que implica a
priori la imposibilidad de tener hijos propios y creo que esa situación
debe tener consecuencias también al momento de adoptar, de tener hijos,
más allá de que no sean naturales”.
La repetición de los argumentos religiosos era tan palpable que Abdala
tuvo que reconocer, en un programa del Canal 4 el domingo 16 de agosto,
que era católico, aunque esto, aclaró, no incidía en absoluto en su
opinión sobre el proyecto.
La campaña en contra del nuevo sistema de adopción también contó con el
apoyo de varios matutinos uruguayos. Además de las editoriales de El
País, el matutino publicó en los últimos meses una columna de Ana María
Abel, Licenciada en “Ciencias Familiares”, que a cada ocasión reafirma
la doxa religiosa al aborda temas de sexualidad y homosexualidad.
Por su parte El Observador, en nota de tapa del 20 de agosto pasado,
titulada “Reparos de expertos a la adopción por homosexuales”, lamenta
que “en una sociedad que asiste a una pérdida gradual de valores y donde
el rol de la familia se ha desnaturalizado, la homosexualidad no es
impedimento para adoptar”. Los “expertos” consultados en la nota no se
quedan atrás: fue consultada una abogada que opina sobre el desarrollo
de la identidad en la temprana adolescencia y el psiquiatra Aquilino
Polaino-Lorente, español perteneciente al Partido Popular (de la derecha
conservadora española), que fuera denunciado por la Federación Estatal
de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT) por la falta de sustento
científico de sus afirmaciones. Durante el debate sobre el matrimonio
homosexual en España Polaino-Lorente se había pronunciado contra todas
las evidencias desplegadas por el resto de los expertos citados por el
parlamento español, sobre el desarrollo psicológico y afectivo de las
hijas e hijos de parejas homosexuales, equivalente al de los criados por
parejas heterosexuales. Por ejemplo, la profesora de psicología
evolutiva de la Universidad de Sevilla, María del Mar González, aseguró
que los datos no avalan "los miedos" de quienes piensan que los criados
por parejas homosexuales van a serlo en un futuro. Su equipo de
investigación es autor del único estudio español sobre estos menores,
realizado con 23 familias. Según esa investigación, el ambiente familiar
era "estable" y los niños no se diferenciaban de sus compañeros de
clase, salvo en su mayor comprensión de la homosexualidad.
La cobertura de medios de prensa cercanos a la Iglesia Católica y el
Partido Nacional ignoraron por completo la producción científica
publicada sobre sobre el tema, posicionándose sin mucha sutileza contra
de la adopción homparental. Pese a la amplia difusión mediática que la
noticia tuvo en su momento, se ignoró el apoyo de la Asociación
Americana de Psiquiatras a todas las iniciativas que permitan a los
homosexuales adoptar menores, solos o como parejas y tener todos los
derechos legales, beneficios y responsabilidades que de ello se deriven,
ya que, según minifiesta esa aosciación profesional, “esta demostrado
consistentemente que los niños criados por padres homosexuales presentan
el mismo nivel de funcionamiento emocional, cognitivo, social y sexual,
que los criados por parejas heterosexuales”. La declaración fue clave
para evitar la discriminación cuando se producen juicios por la custodia
de los niños. Algo similar puntualizaron la Asociación Americana de
Psicólogos (1976), la Academia Americana de Pediatras (2002) y la
Asociación Psicoanalítica Americana (2002).
La aprobación de una ley de este tipo, afirma Mauricio Coitiño,
integrante de la organización Articulación Afro-GLTB, “confirma que
buena parte de nuestro sistema político sigue gozando de una autonomía
importante y que la noción de derechos humanos se ha cargado en los
últimos años con sentidos nuevos, aportados por los nuevos sujetos
políticos que trabajan en la sociedad uruguaya hace ya 25 años. La
alianza estratégica que está llevando adelante el movimiento GLTB
uruguayo con el Frente Amplio tuvo importantes resultados y tendrá ahora
un nueva prueba durante la discusión parlamentaria sobre el proyecto de
cambio de sexo registral, que permite adquirir una identidad legal
acorde con la apariencia de género de las personas trans.”
*Estudiante de doctorado en Ciencias Sociales, UNGS-IDES. Integrante del
Área Académica Queer Montevideo, Uruguay
Fuente:
http://www.clam.org.br/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?
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