jueves, 17 de febrero de 2011

EL SALVADOR Los neomachistas Julia Evelyn Martínez CONTRAPUNTO

VIERNES, 11 FEBRERO 2011  

Julia Evelyn Martínez (*)



SAN SALVADOR - Los neomachistas vienen en diferentes tallas, pesos, colores e ideologías. Se les encuentra por todos lados y a toda hora: en los templos católicos y en las iglesias protestantes; en las plazas públicas y en los programas de entrevistas; en las aulas  y en los partidos políticos; en los sindicatos y  en el Gobierno; en facebook y en twitter. Todos tienen en común su preocupación por adaptarse a los nuevos tiempos y a los nuevos discursos de la igualdad de género, pero asegurándose que la esencia de la sociedad patriarcal quede intacta. Como dice Miguel Llorente: representan una forma de dominación menos ruidosa pero que al igual que el viejo machismo, atenta contra la igualdad.


Los neomachistas le temen a ser señalados públicamente como acosadores,  golpeadores de mujeres o espectros de la Edad Media. Se sienten cómodos con un discurso que reconoce formalmente la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, pero se oponen a cualquier medida de acción afirmativa que se impulse para avanzar en la vigencia sustantiva de dicha igualdad. Si se promueven mayores castigos para los feminicidios, dirán que es una discriminación para las víctimas de homicidios; si se promueven cuotas de participación política para las mujeres, advertirán que es un insulto para las mujeres capaces; si se promueve el uso de un lenguaje inclusivo para las mujeres, reaccionarán diciendo que esto a lo que nos lleva es a la anarquía en el idioma y que así como van las cosas vamos a terminar hablando del PIB y de la PIBA.


Los neomachistas ejercen todas las profesiones y ocupaciones. Pueden ser  abogados, psicólogos, economistas, entrevistadores, columnistas, diputados, jueces, fiscales, policías, ministros, analistas, docentes, empresarios, médicos, periodistas, presentadores, comediantes, militares, rectores, sacerdotes o  pastores.


Una de sus marcas distintivas es que suelen ser los primeros en reaccionar cuando las mujeres tratan de reivindicar sus derechos, utilizando la conocida estrategia del “sí, pero no”. Admiten sin problema que todavía existe discriminación y violencia contra las mujeres, y que hay machistas busadores  que merecen un castigo, PERO a continuación aclaran que estos casos son la  excepción y no la regla, y que por tanto la manera correcta de abordar estos problemas no debe ser actuando sobre lo general sino sobre lo particular.


Les asustan las mujeres bravas (en los términos descritos por Héctor Abad) y prefieren a las mujeres sumisas. Por eso, desprecian a los personajes públicos  que ejercen violencia contra las mujeres  débiles y hogareñas, pero festejan a  otros personajes que utilizan su poder para descalifica a las mujeres que reclaman derechos a toda voz. A estas mujeres, los neomachistas están prestos a recordarles su inferioridad, a burlarse de ellas y de sus luchas y sobre todo, a menospreciar sus avances.


A los neomachistas los quiere la izquierda y la derecha, el centro y la orilla. Todo político o funcionario quisiera tener a su servicio a un neomachista lúcido que le permitiera oponerse al avance de los derechos de las mujeres, mientras es  aplaudido por sus discursos de defensa de la igualdad de género.


Los neomachistas encarnan el rostro renovado de la misoginia: denuncian que las mujeres se están aprovechando de las leyes y de las instituciones que las protegen para ejercer violencia y discriminación contra los hombres, que son ellas las principales responsables del machismo, y que las cosas en el país y en el mundo estarían mejor si las mujeres tuvieran más libertad para estar con sus familias y menos libertinaje para dedicarse al feminismo.


Son los primeros en levantar sospechas sobre las mujeres que denuncian acoso sexual, al insinuar que a lo mejor ellas lo buscaron, o que hacen estas denuncias  como una forma de justificar su incapacidad en el trabajo, o que en el peor de los casos, se trata de mujeres con un cuadro de esquizofrenia paranoica.


No obstante, la taxonomía de los neomachistas está aún en proceso de construcción, podemos preliminarmente sugerir las siguientes categorías básicas, que por supuesto admiten la posibilidad de combinaciones entre sí:


El neomachista ilustrado: Conoce ampliamente la literatura existente sobre la teoría de género y sobre los instrumentos internacionales y nacionales que promueven los derechos de las mujeres, y utiliza estos conocimientos a su conveniencia (o a la de quien lo contrata) para “hablar mucho para no hacer nada”, en lo que se refiere a discriminación y violencia hacia las mujeres. Este tipo de neomachista ha logrado dominar el difícil arte de ser reconocido por su compromiso con la igualdad de género, al mismo tiempo que socava con sus propuestas las condiciones institucionales y políticas que permitirían avances reales en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Es difícil identificarlos a primera vista por el camuflaje de sensibilidad de género y de corrección política que han aprendido a utilizar; pero, a medida que se les trata, se hacen evidentes por su fobia al feminismo (y a las feministas) y por frases inconfundibles, tales como “debemos pasar de las políticas para promover el avance de las mujeres a políticas inclusivas para mujeres y hombres”.


El neomachista confesional: Repudia la existencia de injusticias y de violencias contra las mujeres y se adhiere a cualquier iniciativa para erradicar estos males, siempre y cuando estén enmarcadas en los fundamentos y dogmas de la religión que profesa. Se ubican en esta clasificación la mayoría (aunque no todos) los que militan en movimientos integristas o neointegristas (como la renovación carismática y el Opus Dei) o en ciertas sectas evangélicas, cuyas creencias les inspiran a apoyar aquellas reformas a favor de las mujeres que estén en correspondencia con las virtudes femeninas exaltadas en sus textos sagrados y a rechazar aquellas otras reformas que pongan en cuestionamiento “la desigualdad natural” de las mujeres establecida en esos mismos escritos.


El neomachista de derecha: Orienta sus propuestas para la equidad de género en el fortalecimiento de la familia tradicional y del rol de la maternidad de las mujeres. Este tipo de neomachsimo no se atreve a reconocer explícitamente la superioridad de los hombres y la inferioridad de las mujeres, pero actúa guiado implícitamente por esta doble convicción. Es el tipo de político que sostiene que sería importante que una mujer sea presidenta del país pero que a continuación aclara que “lamentablemente el pueblo no está preparado para este avance” o que sostiene que “las mujeres son más inteligentes que los hombres y por eso prefieren enfocarse en cuidar el fundamento de la sociedad, es decir a la familia, y no andar perdiendo el tiempo en la política”. En su versión internacional el neomachista  de derecha lo representa el ex- Presidente colombiano Alvaro Uribe al reclamarle públicamente a Hugo Chávez en la cumbre de Cancún: “SEA VARON Y QUÉDESE A DISCUTIR DE FRENTE”, y en su versión criolla, el también ex- Presidente Tony Saca prometiéndole a las mujeres salvadoreñas “que nunca más estarán solas”.


El neomachista de izquierda: Justifica la lucha por los derechos de las mujeres como una lucha legítima y necesaria de los pueblos, siempre y cuando ésta  tenga lugar en el marco de la construcción de la sociedad socialista y exclusivamente en este marco. Considera que las mujeres en la lucha por sus derechos deben ser símbolo de unidad y nunca motivo de divisionismo que pueda beneficiar al enemigo (imperialismo, oligarquía, transnacionales, etc).  Este tipo de neomachismo no tiene problemas con asumir actitudes o comportamientos machistas en determinados momentos, porque como contrapartida, pone en marcha medidas de equidad de género para aumentar la  presencia de mujeres en la política y/o para mejorar su situación económica y social. En su versión ligth este tipo de neomachista se identifica con Evo  Morales o con Hugo Chávez y en su versión extrema con Daniel Ortega. Un momento memorable del neomachismo de izquierda es la juramentación realizada por el Presidente Hugo Chávez de las integrantes del Frente Bicentenario de Mujeres el 8 de marzo de 2010, a quienes instó a “desmontar el capitalismo y a PARIR, CRIAR, AMAMANTAR y fortalecer el único camino a la salvación de la patria, que es el socialismo bolivariano feminista”.


El neomachista locuaz: Su rasgo distintivo es su tendencia a la impostura política resultante de su falta de ilustración sobre los temas relativos a la discriminación y a la violencia de género, combinada con su alta propensión a hablar demasiado o a comentar públicamente con ligereza dichos temas. La figura de culto de este tipo de neomachsimo es Silvio Berlusconni, afirmando sin desenfado alguno en la campaña electoral de 2008 que “la izquierda no tiene gusto, ni siquiera cuando se trata de mujeres. Nuestras candidatas son más hermosas.”, y más recientemente, la figura de Joseph Ackermann, Presidente del Deutche Bank,  quien en medio del debate suscitado en Alemania en torno a la propuesta de cuotas mínimas de participación de mujeres en los directorios de empresas,  comentó que “no hay ninguna mujer en el Comité Directivo del Deutche Bank, pero espero que un día u otro la dirección será más bonita y con más colorido gracias a la integración de mujeres”.


Gran parte del éxito de los neomachistas es que no suelen actuar solos; al lado, a las espaldas o al frente de los grandes o pequeños neomachistas suelen, por lo general, estar un grupo de mujeres que consciente o inconscientemente también sirven a la causa del patriarcado en esta nueva etapa de su desarrollo. Algunas de estas mujeres realizan una defensa activa de neomachismo mientras que otras optan por hacerlo de forma pasiva o encubierta


En el primer grupo destaca la Primera Dama de Nicaragua, Doña Rosario Murillo, quien en la página oficial de la Presidencia de la República mantiene colgado un texto denominado “La conexión feminista y las guerras de baja intensidad” en el cual hace una exaltada denuncia del complot feminista imperialista que existe en su país para hacer la contrarrevolución al gobierno de su esposo, y en el cual se lee : “En su perturbado afán de destrucción política y de desintegración familiar, a las afanadoras de las oligarquías no las detiene nada (….) Este activismo político y cultural, pro-europeo y norteamericano, se disfraza de feminismo, viste ropa de mujer, pero no conoce, nunca ha conocido, la sensibilidad del corazón de la mujer. Su lenguaje es visceral y vengativo, propio del egoísmo y la egolatría, que caracteriza al capitalismo profundo (…)  No tienen lazos familiares o afectivos estables; desdeñan esos dichosos y benditos vínculos del cariño incondicional, indispensables para el desarrollo humano (….) En los procesos revolucionarios y progresistas de América Latina, las mujeres hemos venido conquistando espacios de poder. Hemos asumido nuestras verdaderas demandas de justicia y equidad, trabajando con alma por una práctica política, económica y social, que nos incorpore en nuestra diversidad cultural, y en nuestra libertad esencial (….) No toleran que tengamos y defendamos nuestra idiosincrasia, valores y costumbres, que son precisamente, los que a través de la historia han permitido a la Humanidad, amar, compartir, multiplicarnos, soñar y trabajar por una Sociedad mejor (….) Pediremos por ellas. El amor es más fuerte que el odio. Pediremos por su satisfacción personal. Pediremos para que pasen de la frustración que las asfixia y desquicia, a la paz mental; y pediremos para que esa calma las lleve a reconocer el Bien, e incorporarlo a sus Vidas”.


En el segundo grupo se encuentran mujeres como la Diputada Carmen Flores, del partido MAS (Movimiento al Socialismo en Bolivia), que de manera condescendiente reconoce que “sería negar una realidad no aceptar que el machismo se siente en el MAS, pero es parte de nuestra cultura. Sin embargo, es destacable que el Presidente Evo Morales tenga mucha confianza en el trabajo de las mujeres y él cree que debemos tener espacios. Yo personalmente no he conocido a otro hombre que sea tan equitativo como él. En todas las reuniones que tenemos siempre trata de ser la voz de las mujeres y exige y recomienda que los parlamentarios tomen en cuenta nuestra posición. Las mujeres siempre vamos a tener trabas pero depende mucho del trabajo personal, de cada una, evitar que nos quedemos rezagadas”.


En conclusión, es tiempo de caer en la cuenta que el patriarcado está mudando de piel y que han aparecido nuevos machismos; en consecuencia, se necesitan mayores y renovados feminismos.


(*) Catedrática y columnista de ContraPunto





EL SALVADOR re-impresión de Pautas para facilitadores de talleres de Masculinidad en América Central FORO

Querid@s amig@s,


Nos complace compartirles que recientemente hemos recibido de imprenta la reimpresión de las conocidas Pautas para facilitadores de talleres de Masculinidad en América Central, del Maestro Alvaro Campos Guadamuz, del Instituto Wem, de Costa Rica.


Esto ha sido posible gracias a la generosidad la Oficina de Seguimiento y Asesoría de Proyectos, OSA, propietarios de los derechos de la edición del 2007, quienes en la misma hacían una autorización expresa: "Se permite parcial o totalmente la reproducción de este material siempre y cuando se cite adecuadamente la fuente y se envíe una copia a OSA" y al apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, quien en el ámbito de las agencias de cooperación ya se ha convertido en verdadero referente por su apoyo al involucramiento de hombres en la equidad de género.


Más allá de que la reimpresión de Pautas es un sincero reconocimiento al trabajo del Maestro Campos Guadamuz y la propuesta metodológica del Instituto Wem, la reimpresión de este material viene a dar soporte al trabajo territorial del Foro Permanente y de mujeres, hombres y organizaciones aliad@s en diversos puntos de la geografía salvadoreña..


Este soporte, teórico y metodológico, es especialmente importante en tiempos en que en alguna medida se genera una suerte de banalización del tema de masculinidades.


Aprovechamos esta comunicación para reiterar nuestro reconocimiento y agradecimiento al Maestro Campos Guadamuz y al equipo técnico que trabajó sobre los módulos, conformado por Christiane Eppelin, Olman Bolaños y Luis Enrique Gutiérrez, Oscar Rolando Sierra y Mauricio Vargas.


No menos importante reconocer de manera muy especial a quienes el Maestro Campos Guadamuz señala: "a todos los hombres que han participado en los grupos de reflexión, de terapia y en los talleres de masculinidad" que permitieron la producción de Pautas.

Pautas está disponible en nuestro CEDOC para distribución gratuita.


Foro Permanente de Estudios sobre Masculinidades
Sumando y Multiplicando Esfuerzos por la Equidad de Género

EL SALVADOR Patriarcado para principiantes Julia Evelyn Martínez CONTRAPUNTO

MARTES, 25 ENERO 2011  


Julia Evelyn Martínez (*) 


SAN SALVADOR - A raíz de una reciente carta que dirigí  a mis compañeras  feministas salvadoreñas en este periódico, he recibido una serie de mensajes – en especial de remitentes del sexo masculino- en los que  me recomiendan  explicar a neófitos y  neófitas en la teoría feminista,  algunos términos utilizados en dicha  carta, como por ejemplo: patriarcado, relaciones de poder patriarcal, feminismo, entre otros. Es así como abusando de la  generosidad editorial de CONTRAPUNTO, me he permitido redactar  esta columna para referirme con más detalle al término patriarcado y a su significado, con lo cual espero  hacer una humilde contribución al proceso de conocimiento de este sistema,  como una condición indispensable para el derrocamiento del mismo.


El patriarcado es una forma de organización política, económica, religiosa, ideológica  y social basada en la idea de la autoridad y superioridad de lo masculino sobre lo femenino, que da lugar al predominio de los hombres sobre las mujeres, el marido sobre la esposa, del padre sobre la madres y los hijos e hijas, y de la descendencia paterna sobre la materna. La superioridad de lo masculino sobre lo femenino se expresa en las diversas normas, costumbres e instituciones que regulan la vida de de las personas en las sociedades organizadas bajo el esquema cultural del patriarcado.


Tomemos por ejemplo las normas del idioma  español,  que son conocidas y defendidas por muchos y muchas como “las normas del buen decir”.


De acuerdo a la Real Academia de la Lengua (RAE) define huérfano  como “ una  persona de menor edad a  quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre”. Si el lenguaje es el reflejo la cultura de una sociedad, en el sistema patriarcal, es más huérfano un niño o una niña a la que se  le ha muerto su padre, que la niña o niño al  se le ha muerto su madre. El padre es superior  en importancia a la madre. La definición de la RAE de femenino  y masculino  es otro ejemplo del carácter patriarcal del idioma. De acuerdo a la RAE, lo femenino es “propio de la mujer;  que posee rasgos propios de la feminidad; débil, endeble”; mientras que lo masculino es “perteneciente o relativo a este ser; varonil, enérgico”.


Contrario a lo que generalmente se cree, el patriarcado  no es tan antiguo como la humanidad. Estudios antropológicos e históricos coinciden en señalar que  la aparición del sistema patriarcal ocurrió entre los años 5,000 a 3,000 A. de C. Inicialmente en  Mesopotamia, China, Egipto y otros territorios de África.


Su nacimiento coincide con el aparecimiento de las sociedades excedentarias (productoras de excedentes económicos más allá de la subsistencia), hecho que permitió a su vez el surgimiento de la propiedad privada)  y la necesidad de  expansión territorial  y de control de otras sociedades que pudieran ser fuente de medios para la producción de riqueza (como esclavos/as, recursos naturales, etc.).


En la etapa previa al surgimiento del patriarcado existía ya una división social del trabajo entre hombres y mujeres, conocida como división sexual del trabajo. El trabajo social-  entonces como ahora – estaba constituido por dos tipos de actividades: producción de las condiciones necesarias  para el mantenimiento de la vida humana  (trabajo del cuidado o trabajo reproductivo) y producción de medios materiales para la satisfacción de necesidades de la supervivencia humana, mediante la pesca, caza, elaboración de herramientas, etc. (trabajo productivo).


También contrario a lo que comúnmente  se cree, esta división  del trabajo no fue natural sino el resultado de un acuerdo o pacto  entre hombres y mujeres, que  se  transformó en  costumbre social. La función de las mujeres en la reproducción humana (gestación y  lactancia) representó el factor determinante en la conformación de esta división social del trabajo,  debido a la mayor especialización en las actividades del cuidado   que podían lograr las mujeres mediante su acercamiento primario con la prole.


Sin embargo, esto no significó  que las mujeres fueran consideradas inferiores dentro de estas sociedades. Por el contrario, en las sociedades de subsistencia,  la reproducción y el  mantenimiento de la vida eran considerados por las personas  como dones preciosos, y lo femenino estaba ligado simbólicamente a estos dones.  Tener una vagina en lugar de un pene no era considerado una causa  de inferioridad sino de proximidad con lo sobrenatural y lo divino. Las deidades eran fundamentalmente femeninas ( Ishtar en Babilonia,  Isis en Egipto, Gaia  en Grecia,  Asherah  en Israel), las mujeres participaban en los rituales religiosos y comunitarios, la  descendencia se definía por línea materna y en muchas ocasiones los hombres abandonaban a sus familias y comunidades para incorporase a las de las  mujeres.


Ahora bien , es preciso aclarar que estas sociedades tampoco  eran matriarcales, es decir, no se trataba de sociedades en donde lo femenino subordinaba a lo masculino, ni tampoco sociedades en las que las mujeres gobernaban y/o ejercían violencia contra los hombres. Eran más bien de sociedades relativamente igualitarias en donde hombres y mujeres se complementaban en la búsqueda de resolver el problema económico fundamental: la subsistencia.


En el transcurso del tiempo y con  advenimiento de las sociedades excedentarias apareció también la necesidad de acumulación de riquezas y de transmisión de la herencia entre generaciones. Los hombres al haberse especializado en  la producción de la riqueza material en la etapa anterior,  asumieron unilateralmente el control de la propiedad  y de la distribución de la misma. En este proceso, se utilizó  la división sexual del trabajo pre-existente como el nuevo  marcador de la identidad y  del poder  de mujeres y hombres dentro de la sociedad.


La esfera del cuidado y de la reproducción  pasó  a ser considerada  “menos importante” , y como un  mundo femenino por naturaleza . Como contrapartida, el ámbito de lo  productivo no solo pasó a ser considerado “más  importante” sino que se configuró socialmente como un espacio por excelencia masculino.  Como resultado, se institucionalizo mediante la costumbre, la religión, la violencia y   la ley la superioridad de los hombres sobre las mujeres.


El proceso de institucionalización del patriarcado comenzó con las invasiones de comunidades de subsistencia   y con las  violaciones masivas de sus mujeres, como un ritual de humillación y de sometimiento simbólico de los pueblos a sus invasores. A continuación se procedió a la  imposición de dioses masculinos – con características bélicas y violentas  -  en  sustitución  de las  deidades femeninas: Ishtar fue reemplazada por Marduk;   Gaia fue derrocada  por Zeus; Isis fue sustituida por Horus y Asherah  lo fue por Yavé. Las nuevas religiones incorporaron en sus mitos fundacionales la idea de la inferioridad de las mujeres y la justificación de la aplicación de la violencia sobre ellas.  Tanto en la mitología griega como en las tradiciones judeocristianas, que van a tener una influencia enorme en nuestra cultura, se insistió en los rasgos de superioridad del hombre, a la vez que se reforzó sistemáticamente la idea de inferioridad, maldad   y dependencia de las mujeres.


El patriarcado se afianzó posteriormente con la instauración de leyes y códigos  inspirados en las ideas de la nueva mitología religiosa y con el objetivo de convertir en normas jurídicas estas ideas. Una de las primeras leyes de este sistema fue  la Ley del Velo, instituida aproximadamente en el año 1,500 A. de C., y que fue sancionada para legitimar el poder de los hombres sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, De acuerdo a esta ley, estaban obligadas a usar velo todas aquellas mujeres que  le servían sexualmente a un solo hombre con fines de procreación, a quienes en adelante se les denominó “mujeres respetables”. Estas mujeres para mantener su estatus de respetabilidad, (y no ser victimas de violencia sexual de otros hombres) estaban forzadas a mantener la fidelidad al hombre al que servían sexualmente y a proporcionarle una descendencia legítima y numerosa.


La institucionalización del patriarcado  finalmente se operativizó mediante el establecimiento de la  familia patriarcal (poligámica o monogámica) orientada al  control de la sexualidad y de la función reproductora de las mujeres para asegura hijos legítimos a los cuales traspasar el patrimonio familiar. La subordinación femenina quedo así consolidada.


¿Cómo se ha sostenido desde ese entonces a la fecha el patriarcado?. Como cualquier sistema social, económico ó político,  su reproducción ha sido posible mediante el uso combinado de mecanismos coercitivos (uso de la violencia) y  de mecanismos no coercitivos (proceso de socialización de género).


La violencia de género es aquella que sufren las mujeres “por el hecho de ser mujeres”. Esto significa que es una violencia diseñada y dirigida contra las mujeres con el objetivo de provocarles  daño,  sufrimiento o muerte  a partir de  su condición de subordinación frente al poder masculino. No es cualquier tipo de violencia, sino que  su esencia se define  a partir de su motivación principal: reproducir el estatus de  subordinación de las mujeres al poder masculino ya sea en el ámbito privado o en el ámbito público. Un hombre que golpea, tortura y/o mata a su pareja no lo hace por enojo, celos  o stress. Lo hace para humillarla y someterla a su dominio. Y al someterla y humillarla, implícitamente  le manda un mensaje de advertencia a todas las mujeres del mundo.


Por su parte el proceso de socialización de género es el proceso mediante el cual la sociedad enseña a sus miembros a ser y a comportarse de acuerdo a las normas establecidas por el patriarcado: los niños desde su nacimiento son entrenados  para sentirse superiores a las mujeres, para agredir a las mujeres, para reprimir su ternura y su capacidad de sentir y de amar. Las niñas en cambio son entrenadas para poner su vida en función de agradar (o entretener), obedecer, criar hijos y a ser buenas esposas así como  para sufrir y para resignarse ante la violencia de género. Este entrenamiento para la desigualdad de derechos, es realizada por diversas instituciones (familia, escuela, iglesias, medios de comunicación, Estado)  y persigue un gran objetivo: hacer que parezca natural la desigualdad, la discriminación y la violencia contra las mujeres.


Se acusa muchas veces a las mujeres de ser las principales  “cómplices”  del   patriarcado  e incluso se les tilda de ser las “mayores  machistas”. Esta acusación pierde sentido cuando se comprende que la supuesta colaboración de las mujeres con el patriarcado no es una opción voluntariamente aceptada  sino una imposición del  proceso de socialización de género del cual han sido objeto  desde su nacimiento. Las mujeres son entrenadas por diversos medios para  someterse  al patriarcado y para a promover la sumisión de las demás mujeres (especialmente de las niñas y de las jóvenes).


En el contexto de la socialización de género, las mujeres aprenden sin saberlo el uso de unas mejores  “armas secretas”  que ha perfeccionado este sistema: la enemistad entre mujeres. Esta enemistad impide a las mujeres darse cuenta de su hermandad en la desigualdad, en  la discriminación y en  la violencia de género, y en consecuencia las mantiene en un estado de alienación  que les impide la unificación de intereses y de luchas contra su  enemigo común.


¿Hasta cuándo existirá el patriarcado? ¿Estamos cerca o lejos de su fin? Es difícil adelantar una respuesta definitiva a estas preguntas. No obstante, existen al menos tres posibles hipótesis al respecto.


Por ejemplo, Manuel Castell en su libro “La sociedad de la información” sostiene que  aun cuando el patriarcado sigue siendo la estructura básica de las sociedades contemporáneas, está irremediablemente condenado a su fin debido al advenimiento de la sociedad de la información dentro del capitalismo, y  advierte que en este ocaso se provocará mayor violencia y odio contra las mujeres, tal como estaría ocurriendo en la actualidad.


 Por su parte, otras autoras ( como Heidi Hartmann)  sugieren  que el fin del patriarcado dependerá del fin del capitalismo, ya que en este sistema económico el patriarcado ha encontrado  un aliado estratégico en la medida que la acumulación de capital no solo se acomoda y se aprovecha de la estructura social del patriarcado (menores salarios para las mujeres, carga del trabajo del cuidado no remunerado de las mujeres,  etc. ) sino que adicionalmente contribuye a su reproducción mediante la fraternidad interclasista que promueve entre explotadores y explotados (y entre la izquierda y la derecha) para el mantenimiento de la supremacía masculina. En consecuencia, el fin del patriarcado demorará tanto como demore el fin del capitalismo.


Una tercera hipótesis en este debate  expresa que el fin del patriarcado no se relaciona con el ciclo de vida del capitalismo, en la medida que su existencia es anterior al surgimiento de este sistema económico en el siglo XVII y a que el patriarcado ha demostrado su capacidad de sobrevivir al capitalismo, tal como lo evidencia la experiencia del socialismo del siglo XX ( y probablemente la  del socialismo del siglo XXI).  El fin del patriarcado tendría como premisa el logro de una triple autonomía de las mujeres: autonomía económica, autonomía política y sobre todo,  la autonomía del cuerpo.


En conclusión, el patriarcado no es una categoría de análisis (como sí  lo es la categoría Género) es más bien  una realidad  vigente que condena a la desigualdad, a la discriminación y a la violencia a más del 50% de la población. En  consecuencia su existencia no depende de si nos gusta o nos disgusta  este término, sino de si están o no vigentes  las condiciones y  los procesos sociales, políticos, económicos, jurídicos e ideológicos a partir de los cuales se institucionaliza y se reproduce la discriminación y la violencia contra las mujeres.


Luchar contra el patriarcado (NO  CONTRA LOS HOMBRES ni contra las mujeres que lo defienden) e instaurar un sistema en donde exista IGUALDAD REAL entre hombres es el signo que caracteriza la lucha de las feministas, y es precisamente lo que nos distancia  de oportunistas de toda especie y/o variedad que utilizan el discurso de  género como un modus vivendi para  asegura sus fines personales  o como un modus operandi para darle al patriarcado “un rostro más humano” para sus fines de dominación política.



(*) Feminista y columnista de ContraPunto





ESPAÑA El asesinato de Susana evidencia el fracaso en la aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género AMECOPRESS

Nadie advirtió el riesgo de peligro en el último crimen machista


El asesinato de Susana evidencia el fracaso en la aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género


Las asociaciones de mujeres piden la revisión de los procedimientos de denuncia, protección y vigilancia
Jueves 17 de febrero de 2011, por Gloria López


Madrid, 17 feb. 11. AmecoPress. La muerte el pasado martes de Susana María G. A. a manos de su expareja en una calle de Málaga es un fracaso del sistema de aplicación de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Esa es la conclusión de las asociaciones y personas expertas que, además, se muestran indignadas por la respuesta de las distintas instituciones implicadas, que sin asumir su responsabilidad, se dedican a cruzar reproches, comunicados exculpatorios y palabras con las que se instrumentaliza y se solapa lo más importante: una mujer que pidió ayuda ha sido asesinada.


“El espíritu de la Ley integral, en la que muchas asociaciones y profesionales participamos, es que la mujer, cuando estuviera en peligro, diera un aviso sin ningún formalismo, de un modo sencillo, y recibiera protección”, afirma la abogada Consuelo Abril, quien estuvo a la cabeza de la Comisión de Malos Tratos.


José R. C., el presunto asesino, de 47 años, llevaba nueve “clases de igualdad” (desde el 23 de noviembre) en un programa de intervención contra la violencia de género dependiente de Prisiones que acababa en junio. Era la pena sustitutiva que cumplía tras ser condenado a 14 meses de cárcel por dos delitos de amenazas y uno de maltrato familiar, ya que “no tenía antecedentes y la condena era menor de dos años”.


Para Ángela Cerrillos, presidenta de la asociación de Mujeres Juristas, Themis, “esto es un error, no se puede suspender una condena por un curso”.


Lo cierto es que este hombre no acabó el curso y mató a su expareja. Ni la Policía, ni el juez, ni la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, ni Instituciones Penitenciarias fueron capaces de advertir el riesgo que corría Susana.


La fallecida se decidió a denunciar un día después de que José le enviara en julio pasado un amenazante mail: “No sigas jugando conmigo, que la próxima vez no vas a escapar de una pieza que yo sé que mi futuro está en Alhaurín” (la cárcel). Pese a las amenazas, a Susana María G. A., se la clasificó con un “riesgo bajo”.


Su agresor, del que se separó en abril, no podía acercarse a ella a menos de 500 metros hasta el 17 de junio de 2014, pero en la práctica nadie vigilaba de cerca el cumplimiento de esa prohibición.


Al ser catalogada de riesgo bajo, a la víctima se le podían aplicar diversas medidas de protección, pero se optó por la de un contacto telefónico que, en su caso, no debía exceder los 60 días de intervalo.


La mujer abandonó Antequera tras el episodio de violencia de género y el proceso judicial y se trasladó a vivir a Málaga. Allí, en la barriada de El Palo, fue asesinada, a pesar de haber seguido con valentía el proceso de denuncia y haber pedido ayuda y protección.


Después de su asesinato, el Ayuntamiento de Málaga informó de que Susana había solicitado el Servicio de Teleasistencia Móvil y que se le había denegado. Horas después, el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, replicó que esa petición no había sido denegada porque no se tramitó debido a un defecto de forma en el expediente.


“Es urgente hacer una revisión de los procedimientos de protección y vigilancia”, afirma Cerrillos, quien denuncia que, además están recortando medios para el sistema de protección a las mujeres.


“Todo ha fracasado”, asegura tajante Abril, “es indignante que una mujer que ha seguido todos los pasos se encuentre muerta, siempre se están lanzando mensajes de lo importante que es denunciar y esta es la ayuda que se da a las mujeres que lo hacen”.


Para la abogada, la respuesta institucional en este caso pone en evidencia que “nos encontramos con un enredo de burocracia y reproches para tapar responsabilidades”. Piensa que el Estado es el mayor responsable y que debería reconocer los errores, asumir responsabilidades y subsanar, “no la vida, porque no es posible”, pero sí de cara a actuaciones en casos futuros.


Con Susana son once las mujeres asesinadas por violencia machista en lo que va de año.


ESPAÑA El asesino de una mujer en Málaga eludió la cárcel con un curso de igualdad EL PAIS.COM

Había sido condenado a dos años de prisión por dos delitos de amenazas en el ámbito familiar y por un delito de maltrato simple

AGENCIAS - Málaga - 15/02/2011


El hombre que presuntamente acabó este martes en la barriada malagueña de El Palo con la vida de su expareja, una mujer de 37 años, tenía una sentencia condenatoria de conformidad dictada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 3 de Málaga por dos delitos de amenazas en el ámbito familiar y por un delito de maltrato simple, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). No obstante, posteriormente se suspendió la pena de prisión por dos años, condicionada al cumplimiento de cursos en materia de igualdad.


Según el alto tribunal andaluz, el juzgado tramitó diligencias urgentes y el 9 de julio de 2010 dictó sentencia contra el ahora detenido en la que se le condenaba como autor responsable de dos delitos de amenazas en el ámbito familiar a la pena de cuatro meses de prisión por cada uno de ellos, privación del derecho a la tenencia de armas por 16 meses y alejamiento por igual tiempo. Asimismo, se le condenó como autor responsable de un delito de maltrato simple a la pena de seis meses de prisión y 16 meses de privación de armas y alejamiento. En la misma sentencia se acuerda la suspensión de la pena de prisión por dos años, condicionada al cumplimiento de cursos en materia de igualdad.


La causa pasó al Juzgado de lo Penal número 13 de Málaga el día 20 de julio de 2010, incoándose la presente ejecutoria el día 27 de ese mismo mes. Además, el órgano judicial resolvió librar las comunicaciones oportunas a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad así como a los registros administrativos pertinentes, "lo que se llevó a efecto inmediatamente". El 8 de noviembre se aprobó el plan remitido por los Servicios Sociales Penitenciarios para el cumplimiento del curso en materia de igualdad a que se condicionaba la suspensión.


El asesinato se produjo en la barriada malagueña de El Palo cuando la mujer, que regresaba a casa tras dejar en el colegio a la hija de ambos, de cinco años, fue sorprendida por el hombre, que, supuestamente, la estaba esperando escondido con un hacha y un cuchillo.


El presunto homicida, con iniciales J. R. C., fue retenido por los vecinos hasta la llegada de la policía, que procedió a su detención. Este pasará a disposición judicial este miércoles o el jueves. La mujer había solicitado el servicio de teleasistencia móvil para víctimas de violencia de género, que, sin embargo, le había sido denegado por considerar que el nivel de riesgo era bajo.


domingo, 13 de febrero de 2011

Estamos de regreso Foro Permanente de Estudios sobre Masculinidades

Querid@s amig@s,

Nos alegra retornar a este espacio para encontrarnos con Ustedes. El tiempo que hemos estado ausentes lo hemos aprovechado para impulsar otros proyectos que por su grado de desarrollo requerirán ahora de menos tiempo, así como para avanzar en nuestro proceso de reconversión.

Regresamos recargados y tenemos un cúmulo de importante información que trataremos de ir evacuando poco a poco.

Aprovechamos para reiterar, a quienes reciben las entradas de este sitio por nuestra lista de distribución, que al final de cada mensaje se encuentran las instrucciones para suspender temporalmente o cancelar definitivamente su suscripción.

Sumando y multiplicando esfuerzos por la equidad de género
Foro Permanente de Estudios sobre Masculinidades

L@s editor@s