martes, 2 de noviembre de 2010

Derechos Humanos, violencia de género y masculinidad GENERACION DIGITAL

Stalin Montero

La violencia de género no solo se produce desde el hombre hacia la mujer, aunque mayoría de veces es así. También existen casos diversos en que ésta se expresa desde la mujer para con sus congéneres y contrario a lo que muchos no creen, se presenta entre parejas del mismo sexo (tanto en hombres como en mujeres).


La madrugada del lunes 08 de marzo del presente año (Día Internacional de las Mujeres), desperté como respuesta a una dolencia corporal. Inicié una búsqueda para aprovechar el desvelo, procediendo a revisar las ofertas televisivas de ese horario, es allí cuando encontré el filme Brokeback Mountain y tras su exclusivo disfrute en mi habitación, aproveché para intentar analizarle.


Es increíble ver como a través del tiempo la historia de la humanidad se ha entretejido en el marco de la violencia, el abuso desde unas personas para con otras y de manera muy lamentablemente, desde los hombres hacia las mujeres.


Una sociedad regida por un modelo patriarcal, lo que dialécticamente está llamado a cambiar en algún momento, ha puesto mucho énfasis en explotar a las descendientes de Eva y todo cuanto se parezca o realice la función que en nuestro planeta se ha asignado a ellas.


Es doloroso ver como en el transcurrir de los millones de años que lleva nuestra especie, se han producido tantas barbaries y sigue siendo preocupante que tantas personas no tengan la posibilidad de expresarse libremente. Es aberrante pensar en que “a esta altura del juego” una inmensa cifra de seres humanas y humanos sigan siendo vetadas y vetados de expresar sus sentimientos libremente.


Inaudito es pensar las razones por las que esto ocurre. Los intereses particulares del ortodoxismo religioso, de los sectores conservadores (en todas sus vertientes) y del modelo de masculinidad agresora que a diario se desgasta, ese que por tanto tiempo ha oprimido el sentir de la humanidad, en días no muy lejanos tendrá que desaparecer.


La traducción social de todo lo antes expuesto, se expresa en los casos que a diario hacen de “circo y pan”, esa horribles y lamentables desgracias de mujeres y demás seres vivos. El disfrute de esos “episodios” es una muestra palpable de la desaprensión de quienes al parecer siguen apostando a la destrucción humana.


Los feminicidios y los asesinatos de homosexuales, bisexuales y transgénero, son la más vulgar expresión que la bajeza, la cobardía y la intolerancia humana pueden producir, pero más preocupante es aún, la mutes y el aupar de las autoridades desde los gobiernos y los Estados ante esos casos. Dicha situación solo muestra el contubernio y la colaboración de esos sectores con esos asesinos.


Expresar el desacuerdo con la práctica de esos modos de relacionarse entre seres humanos, es un derecho que la libertad de expresión brinda a las ciudadanas y ciudadanos, pero atentar contra la integridad física, moral y emocional es un delito.


Finalmente, cuantificar la violencia de género y los abusos provocados por ella mediante los feminicidios, es ya una práctica de esa violencia. Además presentar como heroínas a las sobrevivientes de casos es un hecho loable, siempre y cuando no se utilice vagamente y como expresión clientelar que en la mayoría de casos deja como resultado la revictimización de la sobreviviente.


Es necesario tomar cartas en el asunto con carácter inmediato, solo así se puede mostrar una real voluntad para la transformación de ese flagelo social hacia la prudencia, para así poder construir una sociedad basada en valores como la solidaridad, la justicia social y el amor.





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